Polos son los extremos de un imán en los que se concentran las fuerzas magnéticas. Cada imán tiene dos polos: el polo norte y el polo sur. Estos polos determinan la dirección e intensidad del campo magnético y son esenciales para la interacción con otros imanes o materiales magnéticos.
El polo norte de un imán es el polo que está alineado en la dirección del polo norte geográfico de la Tierra cuando el imán está libre para moverse. Esto sucede porque la propia Tierra es un imán gigante cuyo polo sur magnético está cerca del polo norte geográfico. Una brújula permite identificar los polos de un imán: El polo norte de la brújula apunta al polo sur de un imán.
La Tierra tiene su propio campo magnético con un polo norte y un polo sur geomagnéticos. Estos polos se desvían de los polos geográficos y se mueven debido a procesos dinámicos en el interior de la Tierra. El campo magnético terrestre protege a nuestro planeta de las radiaciones cósmicas nocivas y de los vientos solares.
Las auroras, visibles en las regiones polares norte y sur, se producen por la interacción de partículas cargadas procedentes del viento solar con el campo magnético terrestre y los gases atmosféricos.
Las propiedades de los polos se utilizan en numerosas aplicaciones:
¿Sabías que algunos animales, como las aves migratorias, las tortugas e incluso las bacterias, utilizan los polos magnéticos de la Tierra para navegar? Este magnetismo biológico, también conocido como magnetorrecepción, les ayuda a orientarse a grandes distancias. Los científicos también siguen experimentando con la búsqueda de monopolos magnéticos, partículas teóricas que sólo tienen un polo. Tales monopolos aún no se han demostrado, pero podrían responder a cuestiones fundamentales de la física.